Por que hoy... los necesito más que nunca, aún en mi silencio.
Un día sin darme cuenta las calles del Distrito se me malgastaron, se me malgastó su esperanza, su fe, su misticismo, su estoica presencia y de las entrañas tan entristecidas solo escupí que ya mi alma no le pertenecía. Se me fue todo, ella, mi corazón... mi vida.
Ni en el andar ajetreado, ni en las tumultuosas historias que recorren su asfalto me dicen algo por que vivir, algo en que creer, las calles arrabales de mi ciudad se me han extraviado en el olvido, en la indiferencia, en la cotidianidad y nunca supe cuando, así que sola me voy caminando con la cabeza inclinada, derrotada.
El silencio gana terreno y trepa enternecidamente por los árboles asfálticos, el ocaso se me acurruca entre las manos. El final se me pudre en la piel. Me voy fumando por las esquinas de la ciudad, y empiezo a cantarles, un canto humilde y humillado por haberles abandonado, por haber callado y con el alma en cansancio y humedecida por el frió de mi invierno, levanto la mirada para buscarlos en las estrellas mientras mis lágrimas ansian limpiar mi torpeza.
¿Dónde están todos ustedes? Vosotros, mis amigos los que me tienden la mano cuando me han vencido, a vosotros que les canto una melodía de perdón y de súplica para que no abandonen mi lado! Para que canten conmigo este dolor y que no me pierda en la locura! A ellos los camaradas que siguen mis caminos ajetreados, vanos, dañados para ayudarme a seguir fuerte y no tomar descansos sino hasta llegar al final.
La mirada fenece sin encontrar algún sentido luminoso, se me perdieron sus ojos, sus manos, sus voces, ¡Cantad amigos míos esa melodía que me hacía encontradlos! Que me hacía ser feliz y fuerte para soportar esta estúpida soledad. ¡Cantad para que me sienta viva¡ Cantadme esa canción de la ciudad para ya no sentirla tan vacía y desolada, ¡Tan de muerte!
Cantad amigos, otra vez por favor, para poderlos hallar y dejadme gritar en esta noche sin estrellas: Gracias por seguir a mi lado todo este tiempo, a pesar de que yo no me diera cuenta...
by Mitchka
Dioses... extraño etternamente a mi escritora favorita... en este momento... no se sí quedarme en silencio para no despegar la lengua del paladar y seguir saboreandote...
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